viernes, 28 de septiembre de 2007

Control

Luis Mendoza era un expedicionario metódico hasta extremos delirantes. Controlaba personalmente las rutas, el personal, el transporte, y el avituallamiento. Meticuloso en extremo, todos recordaban que en una ocasión habían vuelto después de tres días de camino porque habían olvidado un cajón, así que cuando Mendoza sospechó que faltaba una caja de provisiones, los hombres se inquietaron. Paco el cocinero le llevó una infusión y Mendoza se tranquilizó. "Menos mal que esta vez no ha sido el té". Paco pensó que en esta ocasión esperaría a pasar el Círculo Polar para decirle que habían olvidado las croquetas de su madre.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A Amundsen le pasó algo parecido, casi tan trágico como olvidarse el tupper de croquetas. Que te lo cuente él:

Habíamos alcanzado la meta [el polo Sur], habíamos llegado al fin del viaje… Mas no puedo decir, aunque sé que sonaría mejor, que hubiera alcanzado el objetivo de mi vida. Sería novelar descaradamente. Más me valdrá ser honesto y aceptar con sencillez que no he sabido nunca de un hombre que se encontrara en una posición tan diametralmente opuesta al objetivo de sus deseos como yo en aquel momento. Los alrededores del Polo Norte -el polo mismo, digámoslo de una vez- me habían atraido desde la infancia, y allí estaba yo, en el polo Sur. ¿Puede imaginarse mayor desatino?.

Ginebra dijo...

La verdad es que es para darse de cabezazos contra el trineo. Iba a ser buena buenísima y dejarlo pasar pero es una ocasión estupenda para decir que eso le pasó por ser hombre y no preguntar ni una vez.
:-)

Libre dijo...

Eso sí que es grave. En el Círculo Polar no venden más que cocretas congeladas...
Dios, qué humor.

Ginebra dijo...

Odio las croquetas congeladas. Pobre Mendoza.
:-(