jueves, 23 de julio de 2009

Vacaciones



Pues eso. Pásenlo bien.

miércoles, 22 de julio de 2009

Noches de riesgo

Hay que a determinadas edades pueden convertirse casi en deportes de riesgo. Anoche fui a un concierto. Hacía unos quince años que no le veía. Está mayor, quince años mayor, pero yo también. Está claro que él y yo, nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. O sí, no lo sé. Quizás es que tiene razón y, aunque uno se cree que los mató el tiempo y la ausencia, lo cierto es que guardamos dentro a todos los que fuimos en distintos momentos, en distintas épocas, y de cuando en cuando, cuando los llamamos, vuelven, y durante esos momentos nos tienen a su merced, como hojas al viento.
Anoche fueron todas las noches. Volvieron con suavidad, colándose o más bien deslizándose una a una sin darme tiempo a reaccionar. Anoche fueron todas las noches, anoche fui todas las que he sido y veo que sigo siendo, anoche fueron todos los amigos. Y todos tuvimos veinte años. Anoche Raúl me volvió a susurrar al oído “menuda” y volvió a hacerme reír recitándome palabras de amor con el peor acento del mundo. Anoche la vida tomó conmigo café mientras Rafael nos ofrecía una granaína a la guitarra y las dos estuvimos tan bonitas que daba gusto vernos. Y me dolió tanto como a Oscar volver a sentir más corazones que arenas en mi pecho, y volvimos a sangrar para la libertad. Y Angel contradijo a sus ojos oceánicos y se declaró nacido en el Mediterráneo mientras Diego, él sí nacido en el Mediterráneo, sonreía queriendo jugar entre Algeciras y Estambul. Y Juan intentó de nuevo cantar una saeta sin que se notara su acento porteño, y de nuevo le salió fatal. Anoche Héctor y yo nos fuimos de farra con algún pirata perdido e Ignacio volvió a jurarme que uno de su calle le había dicho que tiene un amigo que decía conocer a un tipo que un día fue feliz. Y volví a pensar que porque quiero a JB dejé los montes y me vine al mar. Y la verdad es que sí que es cierto que no hay nada más bello que lo que nunca se ha tenido, pero también es cierto que lo que he tenido, lo que sigo teniendo, me gusta mucho. Anoche volvieron todas esas pequeñas cosas y a mí, que nunca lloro, me hicieron llorar aunque todos me veían.

(Nota: ya, qué se creían, yo también tengo estos arranques; se me aguantan ustedes las risitas)

miércoles, 15 de julio de 2009

El hombre de mercurio

Cuando nos conocimos fue como rozar una bola de mercurio. Por ambas partes. Nos miramos encantados de encontrar a alguien tan profundamente igual, tan aparentemente diferente, y nos dedicamos a buscarnos mutuamente sabiendo que ambos éramos inasibles. Era tan bonito ver cómo cada vez que nos dividíamos todos y cada uno de nuestros yoes se encontraban siempre, que decidimos no dejar de hacerlo. Y así seguimos. A veces sé que al recomponernos nos hemos intercambiado y dudo de qué parte es mía y cuál es suya. Y me gusta.

lunes, 6 de julio de 2009

Evasión

Le dolían la espalda el cuello y los ojos de tanto como escrutaba el cielo. Inasequible a las burlas y al desaliento se pasaba las noches en la azotea, pegado al telescopio que le había regalado el banco cuando abrió la cuenta a los niños. La noche que el platillo volante aterrizó a dos metros de él no dudó un momento: apenas abrieron una compuerta se lanzó al interior gritando “¡Llevadme, llevadme con vosotros!”. Dentro, los tripulantes instalaron al terrícola diez millones en una camilla, y redactaron un informe explicando de nuevo que en la Tierra no se podía vivir.