jueves, 13 de septiembre de 2007
Irán
Cuando ve que el agua hierve, deja caer el Kalashnikov y se acuclilla. Canturrea mientras echa el azúcar en los jarrillos de lata, y espera pacientemente a que las hierbas se asienten y el agua se vuelva oscura, olorosa, indescriptible. Vierte la infusión con cuidado y me desata las manos para que pueda beberme el té, fuerte y azucarado. Me tiende el jarro sin decir nada y bebemos despacio mirándonos a los ojos. Y se me hace un nudo en la garganta al recordar las palabras de mi abuela: “cuando un hombre bebe té, se convierte en un caballero”.
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4 comentarios:
Irak o Afganistán. (Bastante bueno. El relato y su efecto en el lector, digo. No el té)
Vale, acabo de hacer el ridículo. No leí que el titulo era "Irán". Ejem. Un beso descielado y rabiosamente tornillero. (Y perdón por el anonimato, el de Iguazu era el menda)
Ademas sabe hacer patchwork y puntocru ...
Que generosa la naturaleza con algunas!
anonimo:
mientras dejes esos besos el anonimato se te perdona
elizq:
igualmente generosa ha sido con las taras, querida, igualmente generosa
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