martes, 21 de agosto de 2007

¿Animales?

Estos días hay un circo en el pueblo. No es que se haya montado jaleo por algo, no, hablo en sentido literal. Estos días hay un circo en el pueblo; han llenado las farolas de banderines con cabecitas de fieras pintadas y unas letras rojas enormes en las que pone "Gran Circo Noséqué" (no pone noséqué, claro, es que todavía no sé el nombre del circo porque entre que el calor me nubla la vista y que no tengo interés en ir, no leo más allá de Circo). Además, de cuando en cuando pasa una camioneta descubierta con unos megáfonos chillando que vayamos que vayamos que vayamos a ver "el graaaaaaan espectaaaaaaaaaáculo..." Menos mal que pasan por la carretera y por las calles del pueblo (o sea, las calles-calles, asfaltadas, con casas a los lados y tal, no por las que estamos en el campo campero) y lo oímos poco, porque es como para practicar el tiro con honda con ellos.

Ayer por la tarde, a eso de las cuatro y media (casi plena siesta, que estamos en agosto y hace un calor descomunal, se lo recuerdo a todos para que se sitúen en lo que puedan) estaba cortando el pelo a los perros cuando escucho el megáfono del circo anormalmente cerca. "Vaya, por Dios" pensé "a que pasan por aquí, y todo". Efectivamente la camioneta venía traqueteando por mi calle. Y cuando más cerca parecían estar se oye "espectaaaaaaaa, ¡ostia!", y un frenazo que me pareció justo en la puerta de mi casa. Minutos de silencio y el timbre amenazando con echar la casa abajo. Pasé de ir a ver, que estaba sudando como un gorrinillo y llena de pelos de los perros, y para eso tengo hijas. Al momento viene mi hija pequeña y dice: "que en la puerta hay un señor en taparrabos que dice que el oso se ha desmayado y que si podemos darle agua". Mi hija tiene nueve años y todavía vive en los mundos de Yupi, así que pasé por alto lo del oso y le dije que sí, claro, que abriera la verja. Y efectivamente, entran dos señores mas bien gorditos vestidos con taparrabos de leopardo y botas negras (o sea, una mezcla entre los domadores y los forzudos de las ilustraciones de los circos antiguos) llevando entre los dos a un oso. No era un oso de verdad, claro, se veía a la legua (y se olía el alcanfor a la legua también), sino otro gordito disfrazado, y mis perros se quedaron tan campantes, pero al perro del vecino (se me olvidó decir que mis vecinos están de vacaciones y me han dejado a sus perros, o sea que esto parece el arca de Noé) le entró un exceso de celo y le pegó un bocado en una pata. Menos mal que es un cocker pequeñajo, y que el oso como estaba desmayado no se enteró mucho.

En fin, que los gorditos en taparrabos dejaron al oso sobre la mesa grande del jardín para quitarle el disfraz. Claro, a quién se le ocurre plantar un disfraz de piel sintética a un señor y pasearlo por la calle a las cuatro y media de la tarde en pleno mes de agosto andaluz. En ésas se abre la cancela de la puerta, entra JB, que venía del vivero cargado con un arbolito, nos mira sin inmutarse (imaginen la escena: dos señores gorditos en taparrabos de leopardo quitando la piel a un oso sintético sobre la mesa del jardín ayudados por mí que estaba cubierta de pelos de los perros, mientras mi hija sujetaba al perro del vecino, que gruñía como si nos quisiera comer a todos) y dice muy serio: "que cuando terminéis de despellejar al oso vayáis a por el tigre muerto que hay en la camioneta". "¡El tigre!" dicen a voces los gorditos del taparrabos aleopardado, y se van corriendo para volver a los dos minutos con otro desmayado. Hala, misma operación de despellejamiento y cuando ya estaban los dos pobres señores libres de las pieles, en gayumbos sobre la mesa, a darles agua por dentro y por fuera. Menos mal que se reanimaron, los pobres. Y cuando ya eran de nuevo personas, sale mi hija pequeña que estaba ayudando a su padre a preparar un té verde para ponernos a todos a tono, y dice con toda candidez: "señor oso, señor oso, a usted le pongo miel en el té, ¿verdad?" Y me dio la risa, claro.

Esta mañana nos ha llegado un cestito con flores, un paquetito de té, un frasquito de miel, y entradas para el circo. Tengo curiosidad por ver si los animales son de verdad.

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