miércoles, 30 de enero de 2008

Té antirracista

El mayor Devereaux tenía la mayor plantación de algodón de Atlanta y la hija más bonita del estado, y hasta hacía dos meses había tenido también la esposa más encantadora. Desde que murió su madre, la pequeña Claire no se separaba de Lissy, la muñeca de trapo que le había regalado. Cada día el mayor tomaba el té con la niña. Una tarde Claire derramó su taza sobre Lissy y vio cómo la cara de la muñeca se oscurecía. El padre frunció el ceño. Claire, desafiante, abrazó a la muñeca. El mayor suspiró. "Una muñeca negra! ¡Dónde vamos a parar!"

6 comentarios:

Anónimo dijo...

También envejece, al menos eso dicen los falsificadores arrepentidos. Sobre el papel adecuado un baño de té da una patina de respetabilidad al dar apariencia de antigüedad. Desconozco su efectividad pero es, sin género de duda, más glamourosa que el tratamiento por "grilagem".

Arc

Anónimo dijo...

Bueno, si, era la antigua Barbie algodonera con su kit para hacer voodoo. Ya no hay muñecas como aquella.

núria dijo...

Gin, perdone que use su página con fines ajenos a ella.
Hace un par dde dias que no me puedo conectar al foro de Que leer, sabe usted si es un problema general o sólo me afecta a mi?
Gracias
:)

Ginebra dijo...

Arc:

El té es un tinte fantástico (y duradero, el jodío, como te caiga una mancha no se quita jamás), efectivamente además del color da un cierto tonito de vejez digna que queda la mar de bien.

Peterpsych:

Cierto, snif, ahora todas son blandengues como ellas solas.

Núria:

No sólo le afecta a usted, querida; pasa mucho eso de que el foro se rompa y esté unos días como en el limbo. Viene bien. Para desintoxicar y eso.
:-)

oveja dijo...

con lo que me gusta a mí el negro... en general, pa to..

Ginebra dijo...

oveja:

A mi también me gusta el negro. Mucho.