lunes, 5 de noviembre de 2007

Jalogüín: el ataque de los clones

Cuando nació mi hija pequeña, y mientras estábamos en el hospital, todas las mañanas se la llevaban pegajosa de fluidos repugnantes y me la devolvían bañadita y oliendo a colonia. Cuando nació la mayor lo hacían también pero ésa es otra historia. Volviendo a la pequeña: la primera mañana la enfermera entra en la habitación con un carrito lleno de una especie de rollitos blancos que resultaron ser bebés recién salidos del baño. “Hala, elegid” nos dijo. Mi compañera de habitación se lanzó sin dudar hacia uno de ellos. Yo los miré todos y cogí uno que me pareció muy mono, gordito y con rizos negros. La enfermera me lo quitó hecha una furia y me entregó una criatura calva como una bombilla, o sea, mi hija. “Mira” me dijo señalando a mi compañera de habitación “Ella no se ha equivocado; ella tiene instinto maternal de verdad”. A mí me dio un poco la risa. “Joé, pero si es negra; cómo se va a equivocar si no has traído más que un negrito. Así también acertaba yo a la primera.” La enfermera se fue así como muy ofendida (no sé por qué) y se le secó la boca venga a contárselo a todo el mundo como si yo fuera una marciana cuando a más de una le pasó (sólo que equivocándose de verdad que yo lo hice de broma) y lo sé de buena tinta porque me lo contaron después fumándonos un cigarrito clandestino en la sala de enfermeras (para que le echaran la culpa a la enfermera picajosa, que estaba de guardia esa noche). Esto no lo había contado antes por aquello de que iba a quedar fatal pero desde lo del otro día qué más da.

Porque el otro día llegué a casa más contenta que la mar con un paquetito de dulces y los niños se emocionaron mucho hasta que al abrirlo descubrieron que eran buñuelos y huesos en lugar de pasteles de calabaza. Que era jalogüín, dijeron, y que el jalogüín se celebra con calabazas. Hombre, a eso ya llegaba yo de sobra y antes que ellos; por algo les había dejado hacer el harakiri una a una a todas las calabazas del jardín y fracasar intentando hacerles ojitos y boca con un cuchillo, que por cierto ante el riesgo de la amputación digital opté por dibujar las caritas y pegárselas a las calabazas y quedaron monísimas. Pues el jalogüín se celebra con calabazas, y con películas de miedo y fiestas de disfraces. Y cada uno tenía una fiesta a la que acudir. Con las niñas no hay problema, como las dos son EMO (a mí que me registren, dicen que se llaman así y que pertenecen al grupo de los darketos, yo sólo sé que van vestidas de negro, que se pintan los ojos que parecen un cruce entre un mapache y el panda, el osito que aún no anda, y que se cuelgan todo tipo de calaveritas por todos lados) ya parece que van disfrazadas de miembro de la familia Monster. Con el pequeño tampoco me comí mucho la cabeza: entré en el chino del pueblo y salí de allí con un disfraz estupendo. De muerte, con su capa, su esqueletito pintado en unas mallas negras, una careta con capucha fantástica y hasta una guadaña de plástico. Lo de la guadaña nos hizo a todos mucha gracia y le tomamos el pelo diciendo que así poca leche de muertos iba a recoger hasta que, harto de risas, le sacudió a mi vecino con la guadaña en los huevos. "Hala, muerto" dijo tan serio. Total, que le llené un par de bolsas con fantasmas y murciélagos de chocolate y arreando, a casa de su amigo.

Allí se quedó tan contento hasta las ocho, que fui a recogerle. Llamé y me abrió la puerta un grupo de brujas de cuatro años también salidas del chino, todas igualitas; solamente variaban el color de la peluca y de los calcetines, que iban a juego. Aquello era una locura de pequeños monstruos.
Eché un vistazo y divisé a mi pequemuerte en un grupo de bichos raros, así que sin pensármelo mucho le cogí en brazos y me lo llevé sin más. Vale que estuvo muy calladito todo el trayecto en coche (raro); vale que siguió calladito cuando llegamos a casa (raaaaaarooo) y que se negó a quitarse la careta incluso para bañarse, pero pensé que mira qué bien que de cuando en cuando no hagan ruido. Y cuando iba a sacarle de la bañera sonó el teléfono.

- Gin, que dice Bruno que se queda a dormir en casa.
- Anda, pues hija, menudo rollo tener que llevarle después de haberle recogido.
- Ya, por eso te llamo ahora, para que no vengas a por él, que se queda aquí.

Yo iba a decirle que ya había tenía al niño en casa cuando escuché a través del teléfono su vocecita alta y clara que me taladraba el tímpano gritando algo así como que se había comido veinte fantasmas de chocolate. Efectivamente, ése era mi lorito. Me volví y miré la bañera. Dentro había un niño en pelota picada con una capucha de muerte encasquetada hasta el cuello que me miraba fijamente sin hablar ni hacer ruido ninguno. Hombre, miedo no me dio porque una muerte de medio metro en bolas no es para ponerse histérica pero el enano silencioso aquel tenía algo inquietante. Claro que no me dio mucho tiempo a pensar porque en seguida escuché, también a través del teléfono, a una histérica reclamando a gritos un hijo perdido. De un tirón le quité la capucha a la muerte de la bañera y apareció un niño sonriente.

- ¿Cuántas muertes tenías en la fiesta?
- Um... pues unos siete; si esto era como el ataque de los clones. Pero mira, es que no te oigo bien porque hay muchos gritos.
- Vale, pues dile a la madre de Ramiro que no siga voceando, que tengo a su hijo en la bañera.
- Uf, pues a ver cómo la calmo porque no veas cómo está de histérica, venga a berrear.
- Ya, pues mira, que le eche el puro a los chinos, que nos han vendido el mismo disfraz a todas.

8 comentarios:

elizq dijo...

Lo del bebé lo puedo entender, a mi me habrian colado lo que hubieran querido, en mi primer parto estuve de cuerpo presente, pero ausente de espiritu.

Lo del niño con cuatro años ... cuesta de entender, eso le pasa por no tener fotos de los niños en el salon!!

elizq dijo...

Me referia a la tipica foto del niño desnudito encima la colcha de la cama de matrimonio.

Ginebra dijo...

Sí, mire, eso venía comentando con JB, que no tenemos ninguna foto colgada en la casa. Mañana mismo me hago con una de Brad Pitt y la pongo encima de la tele.

Anónimo dijo...

Lo del guadañazo en los webs ha sido la leche, querida. He pegado una carcajada que el perro se ha sobresaltado y todo!
Besoncios
JBB

MAX Y LULA dijo...

Ja, ja, ja... tremendo... muy bueno, plas, plas. Muy bien contado :-D

Ginebra dijo...

JBB:

pues no vea cómo se sobresaltó el vecino... jejeje

Max y lula:

gracias mil

Anónimo dijo...

Jaja,"muy bueno", joía qué bien escribes!
talego

Ginebra dijo...

Gracias, gracias