martes, 14 de diciembre de 2010

Celo profesional

Vaya por delante que me gustan. Lo he dicho siempre hasta la saciedad, que me duelen los dedos de escribirlo, y lo repetiré las veces que haga falta: me gustan los documentales de animales. Eso sí, a base de hincarnos dos o tres a diario, hay temporadas en las que me salen los ñues por las orejas, y ésta es una de ellas, así que con las mismas lo digo: estoy hasta las pestañas del Masai Mara y de sus pobladores, que he visto tantas veces cómo el cocodrilo de la derecha se zampa al tercer ñu del segundo grupo, y el narrador me ha contado tantas veces cómo lo digiere, etc., que estoy a punto de ponerle nombre a sus intestinos. Además, es que me he descubierto utilizando de cuando en cuando la voz de locutora de documental y haciendo comparaciones que a veces resultan, cuanto menos, poco afortunadas. El otro día, por ejemplo, que estaban mis hermanas y mis sobrinos en casa pasando el puente de la inmaculada constitución, comenté que qué bonito era eso de que nuestra familia fuera como una manada de elefantas. Y torcieron el morro levemente y se quejaron. Que si las estaba llamando gordas. Y no. Yo lo decía porque en mi familia cuando estamos todos juntos la cuestión organizativa, el establecimiento de jerarquías, el reparto de roles y trabajos, es bastante fácil. Por ejemplo, tendemos a comunizar la cosa de los cachorros, lo cual resulta cómodo y práctico. Tú traes un bichito nuevo al grupo y todas lo asumimos como nuestro, de modo que nunca queda desprotegido y su progenitora puede relajarse y descansar. Se lo expliqué y se quedaron más conformes aunque sugirieron que a partir de ahora utilice otro símil como por ejemplo, una manada de leonas, que son mucho más gráciles y glamourosas. Menos mal; yo esperaba que se decantaran por las gacelas o algo así de estilizado, y no me apetecía nada porque las gacelas no me gustan y además JB nos ha puesto menos documentales sobre su vida y milagros así que desconozco cómo funcionan. Las elefantas en cambio... pero sí, vale, reconozco que somos más leonas. Rugimos divinamente, cazamos muy bien, y no dudamos en arrimar el hombro cuando se trata de defender a los nuestros de posibles agresores, sean quienes sean y vengan de donde vengan. Aunque vengan del mismo Moscú, y utilicen armamento pesado, como Irina.

Irina es una de las guiris de JB. Ya saben ustedes (porque se lo he contado que si no de qué) que JB nos trae a casa los guiris que más le llaman la atención o los que cree que nos la van a llamar a nosotras, y tiene en cuenta nuestras preferencias. Por ejemplo, a Madagascar le trae japoneses constantemente, que así tiene la colección de kesigomus que tiene, porque todos se presentan con una bolsita y se la regalan haciendo muchas reverencias y agachando la cabeza hasta que se les dice “basta”. A Kenya le trae nórdicos, preferentemente suecos, aunque cualquiera de ellos que hable inglés vale. Y a mí me trae a casa rusas. Mira que le tengo dicho que prefiero que traiga rusos, pero entonces me mira y dice “sí, mafiosos como Yuri” y claro, me tengo que callar, que Yuri es muy majete y tal pero le sale la mafia por las orejas y tiene un peligro que no veas. Irina Romanovna Petrova. Del mismo Moscú. Rubia, ojos de color indeterminado pero claritos, bajita pero compacta, de ésas que las ves e instintivamente calibras los posibles daños que te ocasionaría si te diera una galla bien dada. Al principio todo fue bien, JB le enseñó la casa y el jardín, acarició a los animales, admiró las vistas y comparó la casa con la suya, escuetamente, que su nivel de español no es de los más altos que hemos tenido en casa. Conseguimos acomodarnos todos en el comedor (teniendo en cuenta que estábamos la familia más una amiga de Madagascar, el noviete de Kenya, y el hermano del noviete, además de Irina, tuvo mérito que hiciéramos un tetris tan apañao en la mesa) y empezaron a circular los platos y demás con el barullo y la alegría habituales. A los postres (postres, sí, en plural, que hubo variedad de dulces) a todos nos entraron remordimientos por haber sido unos anfitriones tan despegados y comenzamos a charlar con Irina, o al menos a intentarlo.

- ¿A qué te dedicas, Irina?

Irina miró fijamente a Be1.

- No puede decir profesión.

- ¿Por qué???

- Porque profesión mía no dice.

Cinco minutos antes nos había importado un pimiento saber a qué se dedicaba aquella mujer, pero con semejante declaración todos empezamos a elucubrar interesadísimos.

- Será puta.

Todos habíamos apuntado varias posibilidades pero fue Bruno el que dijo lo que de verdad estábamos pensando. Irina negaba con la cabeza. La miramos todos en silencio y contemplamos sus vanos esfuerzos por encontrar las palabras adecuadas. Al final me miró y lo soltó. Me quedé asombrada.

- ¿Qué??? ¿qué??? - Faltó que preguntara JB nada más.

- Emmm... que dice que trabaja para los servicios de inteligencia militar.

- Osti! Es espía!

Irina asentía vigorosamente con la cabeza.

- Da, da! Espía. ¿Espía?

Miró interrogativamente a su profesor buscando el visto bueno a esa palabra nueva, y como JB asintiera la repitió así como doce veces.

- Irina espía. Espía. Espía. Espía. Espía. Espía... perrrrrrro...

La miramos expectantes. A ver qué soltaba ahora, porque después de decir que era espía no parecía haber nada que lo superase. Pero lo había, lo había.

- Perrrrrrrro si tú sabes Irina es espía, Irina debe matarte.

Nos reímos así con la boquita pequeña pero no, Irina seguía tiesa como un ajo y seria a más no poder, o sea que no era una broma. Las risas bajaron de tono hasta caer muertecitas sobre el mantel, y empezamos a cuchichear unos con otros.

- Una mierda matarnos. A esta tía la podemos entre las tres. Vaya, es que no tiene ni media leche. Va a matar a su madre porque lo que es aquí no va a tocar un pelo a nadie- Be1, que es la que no tiene ni media leche, estaba indignadísima.

- Hombre, no sé yo, ten en cuenta que las espías están muy bien entrenadas. Yo creo que ni entre todos conseguiríamos reducirla.- Be2, que sacaba a Irina dos cuerpos de altura, se mostró mucho más realista.- Lo que sí deberíamos es intentar poner a salvo a los niños, por lo menos a los pequeños; los mayores que corran como puedan. Deberíamos buscar una maniobra de distracción...

Los niños, por su parte, la miraban encantados y empezaban a hacer apuestas sobre si nos dispararía o si preferiría rompernos el cuello, y en este último caso, si le daría tiempo a matarnos a todos o alguno conseguiría escapar. JB, impertérrito, le sirvió más café.

- Mujer, Irina, tampoco es para eso. Yo creo que con que cambiemos de conversación ya está ¿no?

- Claro! Por ejemplo... ¿a qué se dedica tu padre?

- Padre también espía.

- Qué bien, hombre, tradición familiar. ¿Y tu madre? ¿También espía?

- Madre coronel. Pero muerta.

- Claro- susurró Madagascar – Se enteró de la profesión de los otros y la apiolaron. Fijo.

- Vale, pues nada, dejamos de lado las ocupaciones laborales de la familia. Puedes hablarnos... no sé... por ejemplo...

En ese momento se abrió la puerta y, para conmoción de Irina, entró Cristo, sonriendo y con un par de botellas en las manos. Agradecida por la interrupción me levanté para acercarle una silla. Be2 se apresuró a abrir el coñac y nos sirvió una ración generosa a las tres.

- Bueno, qué, con qué estábais? ¿He interrumpido algo?- Miró a Irina –Anda, una amiga nueva. ¿Quién eres? ¿De dónde? ¿A qué te dedicas?

Irina miraba a Cristo como hipnotizada así que contestó Madagascar.

- Irina. Es rusa. Es espía y mata a los que saben que lo es. Y a los hombres que van enseñando el culo por el mundo, además, primero les tortura.- Es que Madagascar no soporta el nudismo de Cristo.

Cristo sonrió más, se levantó y llenó el vasito de Irina de vodka.

- No veas qué bien. Es interesantísimo eso. Espía. Oye, tienes que contárnoslo con detalle. Recuerdo que cuando estuve en Moscú...

Cristo no dejó de hablar durante un rato, acaparando la atención de la espía, momento que Be1 aprovechó para ir sacando a los niños del comedor con la excusa de ponerles el ordenador para jugar a Harry Potter. Be2 puso a Madagascar y a Laura a fregar en la cocina, fuera del alcance de la posible agresora, y Kenya, Juanma y Jaime se largaron alegando que tenían que estudiar. Al tercer vasito de vodka Irina estaba tan relajada que hasta conseguía hilvanar frases cortas, pero no respiramos aliviados hasta que nos cantó “Ojos negros”. Cuando finalmente JB la metió en el coche para devolverla a la ciudad nos dimos cuenta de que se había dejado una mochilita de color caqui. Be2 la cogió.

- Esto pesa un rato.

- Mira a ver, que igual lleva una pistola.

- Anda ya, so loca, a ver si te crees que ésta a va ir lanzando disparos a cascoporro.

- Claro, tú como la tenías hipnotizada enseñándole el culo, pues tan tranquilo, que no te iba a matar.

JB abrió la puerta de golpe.

- Que Irina se ha dejado la mochila.

Irina miró su mochila, colgando de la mano de Be2, y nos echó una mirada asesina.

- Si tú abres mochila de Irina...

-...Irina mata- voceamos todos. Y nos dio tanta risa que hasta Irina sonrió.

4 comentarios:

si, bwana dijo...

Por lo visto la Irina pertenece al servicio secreto militar; si llega a ser del KGB no se salva ni el Tato.
Apasionante relato, proclamo.

Stultifer dijo...

Regalo de Navidad. Te lo mandamos con anticipación porque también nosotros nos vamos de vacaciones. Verás que tu nombramiento aparece al final de la entrada del día que te indicamos.

Estábamos dando un paseo y descubrimos tu blog. Después de un minucioso estudio, STULTIFER te otorga el prestigioso galardón al MEJOR BLOG DEL DÍA correspondiente al viernes 25 de diciembre de 2010 en No sin mi cámara por los contenidos y matices. Visitanos y comenta con nosotros. Saludos cordiales desde Málaga.
Vamos, que nos ha gustado mucho y hemos querido acercarnos a ti.
Puedes colgar el Premio voluntariamente en tu blog.
Ya formas parte de la Orden del Stultifer de Oro.
Y si fotografías una escalera, mándala a edusiete@gmail.com y la publicamos inventándonos una historia.

Stultifer dijo...

Bueno, vale, el viernes 25 no existe. Es el sábado. ¡Cabeza!

Anónimo dijo...

¡Hola!
Aunque un poco tarde, he disfrutado muchísimo con la historia de Irina-mata... jajajaj Gin, reconoce que te has inspirado en Belén Esteban "yo por mi hija ma-to", jjajajajaja
Y enhorabuena por el premio... ¿como era? ¿Stultifer? ¡Jo! y te lo dan así, sin darte un curso previo de pronunciación ni nada....
Besos.AlmaLeonor