jueves, 8 de mayo de 2008

El hombre de los remordimientos

La primera vez que me besó sabía a limón. Y no hablo metafóricamente. Estaba bebiendo un refresco y la boca se me llenó de su sabor. El hombre de limón. No me sorprendió, pensé que no podía saber a otra cosa, que era en realidad dulce y ácido como un limón con azúcar, refrescante y persistente. Me había atraido desde el principio aunque no me había dado cuenta porque para eso soy bastante torpe. Sabía que me gustaba su compañía, que pasaba con él la mayor parte del tiempo que podía, por puro gusto, y que cuando caminábamos lo hacíamos tan cerca uno del otro que nuestros brazos siempre estaban en contacto y eso me agradaba, pero no fui consciente de cuánto y cómo me gustaba hasta una mañana en la que me olió el cuello y la sangre se me agolpó en el pecho hasta casi dolerme. Me pasé el día con la boca abierta intentando expulsar las docenas de mariposas que parecían haber elegido mi estómago como lugar de paseo, pero no hubo manera. Menos mal que pasamos pronto al sexo porque si no el deseo me habría ahogado de puro tangible que llegó a hacerse. Era uno de los hombres más elegantes que he conocido, uno de los más educados, pero en la cama tenía un punto salvaje e incontrolado que lo hacía aún más excitante. Un día dejó de ser el hombre de limón y se convirtió en el hombre de los remordimientos. Los remordimientos se le instalaron en la conciencia y para apaciguarlos sacrificó unilateralmente el enamoramiento, el deseo, y las tardes de sexo y maravilla. Las mariposas del estómago me provocaron unas náuseas dolorosas. Tuve que esperar meses hasta que murieron, y entonces vomité una masa de amargos cadáveres de alas muertas. No sé si los remordimientos tienen el mismo sabor pero por si acaso no pienso probarlos; se los dejo todos a él.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Un asco, los remordimientos ajenos. Además se acaban contagiando.

Anónimo dijo...

Me gustó. Muchísimo.

Arc

Anónimo dijo...

Impresionante, doña Gyn. Pasar de la dualidad ácido-dulce del limón a los remordimientos (¿por qué?) es un tránsito a veces doloroso e incomprensible. Su historia tiene un erotismo traumático y a la vez candoroso.

Pásese por mi blog que verá usted otra historia de remordimientos, esta vez, histórico-musicales.

Gúenas Notxes!

Anónimo dijo...

Has tardado, pero la espera ha merecido la pena. Chapeau!
Buenos días

buscema63 dijo...

Este sí que es muy muy bueno, oiga. Bss.

Esperanza dijo...

Qué bonito, Gin. Me deja agujerillo.

oveja dijo...

joe.. qué bueno amiga..contundente y con fuerza, sí señó

Anónimo dijo...

Seguro que los remordimientos no le dejaron sentir el cosquilleo de las mariposas.
Jo Gin, es la forma más bonita de describir un desengaño amoroso que he leído.

SH765HT2 dijo...

Esto me ha puesto, ginebrita, me ha tocado la fibra. Así que te voy a dedicar una canción:

Mi limón, mi limonero
Entero me gusta más
Un inglés dijo Yeah Yeah
Un francés dijo Oh La La La

Por lo de tus viajess y tal.

Ray Rudilla dijo...

Hay que ser gilipollas (con perdón) para dejar que tu amada pase de la pasión a la nausea, por el remordimiento. ¡Hay que ser gilipollas!
Saludos cordiales

Anónimo dijo...

En fin... Ya hablaremos.

Ginebra dijo...

Lupe:
Sí. Menos mal que soy inmune. Me debieron vacunar de chica porque no se me pega ni uno.

Arc:
Muchísimas gracias. Me deja emocionada.

Peterpsych:
Muchas gracias. Es más doloroso por incomprensible, sí.

Cacique:
Pos malegro, hija. Gracias.

Buscema63:
Gracias. Es culpa suya que insistió en que siguiera con la serie dedicada a los hombres.

Aracne:
Ay, querida, espero que lo del agujerillo no sea malo ni grave.
;-)

Oveja:
Es que a mi edad ya no estoy yo para mariconadas blanditas.

Edda:
Gracias, Edda, espero no haber resultado sensiblera, que es algo que no soporto.

Sh765ht2:
Ay, virus, muchas gracias. Me ha emocionado y todo. De aquí a que me ponga a tararear el cisnecuellonegro de Basilio van dos nanosegundos.

Ray:
Pues menos mal porque creía que era la única que lo pensaba.
:-)

G:
Cuando quiera, será un placer, como siempre. Y no me use ese tono admonitorio que (esta vez) no he hecho nada para que me regañe.

Unknown dijo...

Odios sus remordimientos, sus miedos, sus temores, sus no puedo, no debo, sus te quiero pero..., sus por ti lo dejaría todo si fuera posible, sus sigo pensando en tí, sus...pero lo que más odio es que yo no sienta esos absurdos remordimientos que no llevan a ningún sitio. A ninguno.

Querida Gin, sigo enamoradísima de usted, más cuánto más la conozco y cuánto pone en sus dedos mis pensamientos más íntimos...

Anónimo dijo...

fue JB? o un desconocido que te presentaron via mail? a mi me pasó

Ginebra dijo...

Pues no, JB por supuesto que no, y nunca me he liado con desconocidos a los que conozco vía mail (de hecho nunca conozco gente vía mail).