viernes, 13 de enero de 2012

Galleria Degli Uffizi

Hacemos el camino entre Pisa y Florencia de noche. Enrique dormita y yo no dejo de mirar por las ventanillas esperando vislumbrar algo que no sea la oscuridad. De cuando en cuando pasamos cerca de una casa iluminada y veo fugazmente una habitación, una escalera, un porche. Los pueblos, colgados en las faldas de las montañas, parecen estampas navideñas a pesar de que estamos en verano. Por la mañana, con luz, veré los perfiles suaves de las montañas; de momento no veo más que lucecitas.
Enrique se despierta cuando estamos entrando en Florencia. Yo estoy entusiasmada; después de tanta oscuridad la ciudad me parece una fiesta de luz. Y eso que la ciudad parece desierta. Tendremos que llegar al centro para encontrar las calles llenas de gente. Enrique me mira divertido, la verdad es que no dejará de mirarse así hasta que volvamos. Y creo que es normal porque yo seguiré entusiasmada hasta que volvamos. E incluso después.
A la Galleria degli uffizi llegamos temprano por la mañana. Tenemos pase así que nos saltamos las colas, que incluso a esa hora dan la vuelta al edificio. Me gustan los techos altos, y en Florencia son altísimos. Cuando hemos subido cuatro tramos de escaleras empiezo a plantearme si de verdad me gustan tanto, pero son dudas fugaces. Me acerco a una ventana. Dentro, las maravillas de la Galleria; fuera, el Ponte Vecchio. Síndrome de Stendhal. Le digo a Enrique que me quiero quedar a vivir aquí y él, sin mirarme, echa un vistazo al reloj y me contesta que tengo hasta las dos para que se me pase la tontera.

6 comentarios:

Carmen Neke dijo...

El entusiasmo y la capacidad de asombro son grandes virtudes, Ginebra. Que no se le pasen nunca.

si, bwana dijo...

Comprendo perfectamente ese entusiasmo. Tengo que volver a Florencia y a Roma para aclararme el espíritu.

Anónimo dijo...

Quien tiene pase pasa y quien no tiene pase no pasa, Ya se sabe.

Por cierto, ¡Qué pasa! que seguimos a régimen de Dry Gines.

¡Un saludo Doña Gin, que veo que empieza el año con ánimos redoblados!

Anónimo dijo...

El mapa, por lo que veo, está hecho de tiempo y sitios, no de sitios solos. El camino entra y sale del espacio y la memoria.
Avellana

Ginebra dijo...

Neke:

No, si yo para eso soy como los niños chicos.

Bwana:

Hay que volver allí siempre.

Carlos Fox:

Ay, qué alegría verle!

Avellana:
Y a veces se hace él solito, sí.

JuanMa dijo...

Qué rabia me da cuando empiezo a volar y alguien me agarra desde abajo...

Besos voladores.