martes, 13 de abril de 2010

Iluminación

Tras el divorcio todo se volvió oscuro, llovía constantemente, los precios subieron, dejó de llevarse el malva, “su” color, y hasta las bombillas de la casa parecían más mortecinas. Un mes después de firmar el acuerdo reparó en el nuevo establecimiento del barrio y pensó que le vendría bien un cambio de imagen. Al terminar se sorprendió. En vez de las mechitas discretas que había pedido, la mujer del espejo lucía un rubio luminoso y brillante. Se sintió llena de luz y pensó que la lluvia le permitiría lucir la gabardina roja espectacular que vendían en la tienda de enfrente.

10 comentarios:

si, bwana dijo...

Si es que cambiar la imágen es una estupenda solución. Ya me gustaría poder cambiar la mía, que la tengo muy vista y bastante apagada.

núria dijo...

Qué buena gente son las peluqueras!

Gabriel Ramírez dijo...

Lo malo es cuando salgan esas raíces negras como el tizón. Será como llevar un árbol encima dando sombra. Qué pena.

Isadora dijo...

Pues sí, que secundo la moción, ya sabe usted “que no hay bien que por mal no venga” y que “no hay mal que cien años dure ni persona que lo aguante” y sobre todo “que no hay más cera que la que arde” A vivir, ¡que son dos días!

AlmaLeonor dijo...

¡Hola!
Lo primero: Gabriel, es usted un agorero!!!
Lo segundo: Totalmente de acuerdo con Gin. Iluminar la imagen es iluminar la vida.
Gracias.
Besos.AlmaLeonor

Cacique dijo...

Ahí, núria, ahí!

Almudena dijo...

Yo voy al mismo peluquero que la teniente "onil" así que mejor no me caso y me ahorro el disgusto.

Besucos.

Esperanza dijo...

Eso! Que la vida son dos días...

Cacique dijo...

Qué pacha, tía, que tienes el blog abandonaito. Cuenta algo gracioso, anda,que tengo depresión rural.

Anónimo dijo...

Ve Doña Gin,en toda esta historia hay dos cosas que me han gustado:
1. La primera y más importante es que la protagonista le ha plantado cara al mal tiempo y va a superarlo.

2. La segunda es que en vez de coger el coche, irse al centro comercial, y dentro de este a la "pelu" y después comprarse la gabardina en una de esas franquicias impersonales, se ha ido a la peluquería del barrio y a la tienda de modas del mismo. ¡Fantástico! Que cunda el ejemplo. (i es que al barri hi ha de tot) en el barrio hay de todo. Ayudemos a la pequeña y mediana empresa y al pequeño comerciante nacional.

¡Un afectuoso saludo!