martes, 9 de marzo de 2010

El hombre sin gracia (es que ni para hacer un cumplido, vaya)

Llega buscando a un informático y, como éste está hablando por teléfono, decide hacer tiempo pululando por los despachos cercanos así que se asoma como con desgana al despacho de Ginebra, que por un error totalmente imperdonable tiene la puerta abierta, y saluda. Ella le mira de refilón, y saluda también sin dejar de mirar la pantalla del ordenador. “Qué bien estás aquí, eh”. Ella responde “Ajá” sin mirarle. “Con tanta luz...”. “Ajá”. Él (que no sabe que ella no soporta que hagan eso) pasea por el despacho cotilleándolo todo y se fija en la foto que tiene colgada en el corcho, una foto de desmelene de la única comida de la empresa a la que ella ha asistido en toda su vida. Hace otra cosa que ella no soporta: se acerca mucho a la foto, barriendo uno de los cubiletes de los bolígrafos con el abrigo, y columpiando la bufanda por delante de la pantalla del ordenador, y la estudia atentamente mientras se lanza en caída libre al abismo de la verborrea descontrolada. “Anda, si ésta eres tú” (ella vuelve a murmurar “Ajá” pensando que a ver quién pensaba encontrar allí, ¿a Naomi Campbell?) Él sonríe. “Fíjate qué largo tienes aquí el pelo, y qué bonito”. Ella abre la boca para decir “gracias” pero él sigue hablando y sonriendo sin dejarla meter baza. “Hay que ver los puntos que has perdido desde que te lo cortaste”. Claro, ni gracias ni leches; ella deja de mirar la pantalla del ordenador, gira el sillón y se queda de frente a él mirándole fijamente a los ojos sin mover ni un músculo. Él sigue hablando, hala, hala, que no decaiga. “Es que aquí se te ve así, tan voluminosa...” Ella espera que él se refiera a la melena pero le cabe la duda de que la esté llamando gorda así que mueve algunos músculos, los justos para levantar la ceja izquierda, eso sí, sin decir nada. Él deja de sonreir y se azora un poco.“Y tan larga, la melena me refiero, no a tí, tan bonita, la melena digo no tú, quiero decir... pero claro te la has cortado y estás bastante peor”. La ceja izquierda sube un poco más. “Tienes que dejarte crecer otra vez el pelo... es que, no sé, deberías cultivarte”. La ceja izquierda ya no puede subir más, ha alcanzado su tope. En ese momento la providencia hace que el informático cuelgue el teléfono y él, hecho un manojo de nervios, se despide aturulladamente y sale. Mientra se alejan ella le oye decir: “joder, conversar con esta tía me pone de los nervios”.

15 comentarios:

si, bwana dijo...

¡Vaya conversación más unilateral" ¿No se llama "monólogo" a ´eso?
Por cierto, el "ajá" me parece una fórmula excelente para indicar "¡vete a hacer puñetas! Yo la uso mucho.

Cacique dijo...

La conozco, la conozco! La mirada,digo, con levantamiento de ceja incluida. Como diría un antiguo colega,te deja "touché".

núria dijo...

"...ella deja de mirar la pantalla del ordenador, gira el sillón y se queda de frente a él mirándole fijamente a los ojos..."

Y el esaborio ese no ha quedado fulminado? Corren ciertas leyendas sobre su mirada.

la mahārānī dijo...

"Conversar" dice el tío.

Rodericus dijo...

Cada dia que amanece, el numero tontos crece.

Anónimo dijo...

Igualico, igualico que el defunco del agüelito.

Edda dijo...

He oído que la palabra puede ser un arma letal, pero ¿una ceja? Usted con una ceja ¿ataca los nervios? jajajaja.

Almudena dijo...

¡Qué campeón! ni que hubiese hecho un curso intensivo...

Ya la echaba en falta oiga.

Besucos.

AlmaLeonor dijo...

¡Hola!
¡¡Y cuantos hay de esos!!! Te atacan en todas partes, en el despacho, en el autobús, en la cola de la carnicería... Probaré lo de la ceja un día de estos. Gracias Gin.
Besos.AlmaLeonor

Carmen Neke dijo...

Y lo peor es que encima de tener que aguantar cada vez al pelmazo de turno, se queda una con la fama de borde para toda la vida.

Siberia dijo...

Ya, pero la ausencia de habilidades sociales es como la falta de belleza física o de agilidad mental: puede ser una desgracia pero no es una culpa. Y a veces juzgamos todas esas cosas para ahondar en nuestros propios prejuicios.

Sir John More dijo...

Sí señora, magnífica e interesante ceja sobre la que se podrían componer muchos ensayos... Saludos y besos.

Lupe dijo...

La ceja nuclear es muy necesaria, Gin. Sale un poco cara, pero oye... Tú la levantas enérgicamente y liberas 50.000.000 megatones en el acto. Y el pollo absurdo ése no te molesta más.

Isadora dijo...

Caray, que dominio de la situación. Si es que efectivamente lo ha dejado planchado y sin palabras.
Así da gusto.
Leerla, también.

Ginebra dijo...

Bwana:
El ajá es estupendo, lo entiende todo pichi.

Cacique:
Sí, pero reconóceme que el puñetero niño de la flauta se merecía la mirada.

Núria:
Juá, porque se la apliqué a medio gas, que últimamente estoy muy blanda.

Maharaní:
Pa que usted vea.

Rodericus:
Sí, eso me inquieta bastante.

Carlos Fox:
No sé yo si el aguelico era tan... tan...

Edda:
Fíjese, con lo buena y lo mona que soy yo.

Anjanuca:
Es que tiene un master. (Yo también los echaba de menos)

AlmaLeonor:
Es infalible, no tiene más que practicar un poco delante del espejo.

Neke:
Sí, son los efectos colaterales, que llaman.

Siberia:
Ya... ya... cierto (aguafiestas)

Sir John:
Ains, besos.

Lupe:
Sí, yo quería la versión "rayos y centellas" pero el mantenimiento era carísimo, así que me quedé con ésta y oye, me hace el apaño.

Isadora:
Es que tengo la ceja ya muy bien adiestrada. Mis años me ha costado.
(A usted también la echaba de menos, eh)