viernes, 16 de enero de 2009

Niebla privada

Todo empezó cuando le pusieron una multa por conducir con las antiniebla en una mañana de sol. Le extrañó que los policías parecieran no ver la neblina que envolvía el paisaje. Lejos de desaparecer, la niebla se fue intensificando aunque nadie más la veía. Comenzó a obsesionarse y sintió que las nubes se le metían en la cabeza, le nublaban la vista, le oprimían el cerebro, y hacían que sus sueños parecieran campos poblados de ovejitas blancas. Finalmente fue al médico. Mientras el doctor le extraía del oído la última bolita de algodón le prohibió que volviera a utilizar bastoncillos.

8 comentarios:

Wara dijo...

Yo nunca supe contar ovejitas para dormir. Creo que fue en alguna película de los hermanos Marx donde uno de ellos preguntaba en qué sentido debían saltar, si de izquierda a derecha, viceversa, o venirte de frente a los ojos. Una pesadilla. Como puede verse, la neblina me acompaña de cuando en vez.

Anónimo dijo...

(qué buenísimo el título, Gin) (bueno, y lo demás también, pero que me gusta mucho el título)

Anónimo dijo...

¿Me puedes dar la dirección de ese médico? Creo que tengo algodón en todo el cuerpo humano. Beso.

SH765HT2 dijo...

A ver si nos limpiamos las legañas por la mañana!!

Luis dijo...

Hay que distinguir entre limpiarse los oidos y hacerse una trepanación con ellos...pero es que hacen tantas cosquillitas que uno va rascandoy rascando y al final, pasa lo que ocurre...

Isadora dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Isadora dijo...

Petrificada estoy tras leer mi comentario a su texto. No sé si las comas cayeron porque cayeron, o si la culpa la tuvo la dichosa niebla. El caso es que repito mi todo a cien, aunque sea tan sólo para satisfacer mi ego. Sorry.


Ya, está claro, la medicina tiene respuestas para casi todo, y si no las tiene, pues, eso, ¡que las encuentre! Resolver los problemas no sé si sabrá, pero que no quede por no encontrar una explicación a nuestro deterioro progresivo. El problema real es que, una vez encontrada su razón de ser, no tenemos más remedio que morirnos y no dar más la lata. La medicina está para eso, para explicar el porqué, no para evitarlo. Para evitarlo ya está Lourdes, ¿no?
No había pensado en los bastoncitos, simplemente pensé en las cataratas, por supuesto, del Niágara.
Me encantó encontrarla.

Ginebra dijo...

Wara:
Las ovejas saltarinas nunca me han parecido un buen método para coger el sueño; el agobio de pensar que lo estarían poniendo todo perdido de cagarrutas me ha impedido siempre relajarme y dormir.

Lupe:
(Gracias, especialmente porque siempre he tenido la sensación de que titulo fatal)

G.:
Anda, como Platero!

SH765HT2:
No! Que hace mucho frío para echarse agua en la cara!

Luis:
Eso es lo que pasa, que al final acabamos todos como Homer Simpson y su lápiz alojado en el cerebro.

Isadora:
Jamía, qué perfeccionista, repetir el texto por las comas; eso es de nota.
A mí me encanta que me haya encontrado.