viernes, 25 de abril de 2008

Insomnio

Se levantó a beber agua y aprovechó para echar una meadita. Volvió a la cama. Eran ya las dos de la madrugada y no conseguía pegar ojo. Había probado todo y seguía despierto. Al otro lado de la puerta las ovejitas balaban dulcemente. Se sintió Ulises y decidió que podía pasar de sirenas. A la luz de la luna se puso a contar las flores del papel pintado de la pared, pero ni por ésas. A las cuatro abrió la puerta y dejó entrar al rebaño pensando que esa vez limpiaría las cagarrutas antes de que se levantara su madre.

5 comentarios:

SH765HT2 dijo...

Dejar entrar a las ovejas es el último recurso que queda. Yo cuando no puedo dormir llamo a un pastor que conozco para que me envie el rebaño por email.

SH765HT2 dijo...

En plan pps, ver pasar las ovejas relaja mucho,jajaja!

Nepomuk dijo...

Y el golorcillo tan rico que inundaría la habitación ¿eeeeeeh?

que lo de Heidi era un mito... ¡recuerda!

Anónimo dijo...

Señora Gyn: he organizado en mi blog un festival de Anti-Visión que seguro que le quitará el sueño.

Pásese y ejerza su voto. Gracias.

(Tiene usted un virus por aquí, por lo que veo)

Ginebra dijo...

Sh765ht2:
Y es mucho más limpio, dónde va a parar!

Nepomuk:
Yo creo que por eso se duerme, por el mareíto del tufillo que sueltan los bichos.

Peterpsych:
¡Impagable! Me ha quitado el sueño para varios días.
(El virus... sí... es una debilidad)