jueves, 20 de septiembre de 2007

Porque El Corte lo dice

Siempre he sido una escéptica en lo que al poder de la moda respecta y nunca me he creido eso de que las estaciones empiezan cuando quiere El Corte Inglés, pero estoy empezando a recapacitar. La culpa la tiene mi vecino Cristo, el desnudo. Ya se imaginarán que no se llama así. Su nombre auténtico es Cristóbal Fuentes pero prefiere que le llamemos Cristo y como está un poco (bueno, mucho) majara y temo a sus delirios como a los desvaríos de mariespe I de Madrid, nunca he querido preguntarle por qué. Lo de el desnudo es fácil de deducir: el hombre es nudista y se pasea por el mundo ataviado únicamente con chanclas y un calcetín.

Antes se paseaba únicamente con las chanclas pero una tarde se topó por la calle con Abuelita (todavía no hemos sido capaces de saber su nombre; después de una hora de duro interrogatorio a los niños de los vecinos solamente sacamos en claro: a) que la mujer no tiene nombre de pila y nació llamándose Abuelita, y b) que si preguntas lo mismo durante una hora a un niño de cuatro años termina contándote una película surrealista o llorando, depende del día que tenga y la cara de asesino que le pongas) y sus amigas, y le corrieron literalmente a bolsazos. Teniendo en cuenta que entre todas deben sumar varios siglos y están achacosas perdidas ya tiene mérito que le alcanzaran. Luego llamaron a la policía local y los agentes consiguieron que Cristo prometiera ponerse alguna prenda para salir a la calle. Que ese algo fuera un calcetín y no se lo pusiera en un pie sino arropándole el pene era una cosa que nadie podía imaginar pero como la realidad supera siempre a la ficción (por más que el señor Avellana no lo crea y ponga en duda la veracidad de mis historias) fue así. Desde entonces Cristo se pasea ufanísimo por el pueblo con su calcetín peneano tan digno como si llevara un esmokin. Eso sí, se lo cambia todos los días, que Cristo es muy relimpio.

Pues andaba yo ayer hidratando los caparazones de las tortugas con aceite de oliva cuando oigo a mi hija:

- ¡Malhaya Peter Pan! –

Ya sé que está un poco feo y que no queda nada fino que maldiga pero el mes pasado se lo tiró jurando “por los güevos de San Tirso” y teniendo en cuenta que en una niña suena fatal casi prefiero que maldiga de forma literaria y le copie las expresiones al Capitán Garfio y no a los obreros de mi jardín (quienes están haciendo méritos para el apedreamiento, añado).

- El hombre desnudo está en la casa .
- No va desnudo.
- No, peor: lleva un calcetín rojo en el pepino.

Algún día conseguiré que mi hija deje de ser una castroja hablando pero de momento esto es todo lo que podemos sacarle. Salgo y efectivamente Cristo está en el jardín con sus alpargatas rojas, su calcetín del algodón rojo y un cestito colgado bajo el brazo en el que asoman unos tarritos y una botella. Como caperucita pero en versión “señor en bolas”, vaya. Por un momento amago una carcajada pero consigo contenerme aunque a costa de que la risa se me salga en forma de espumarajo por la boca. Me pone al día de los avances en cuanto a carburantes biológicos se refiere, intercambiamos recetas, me cotillea cuántos vecinos del pueblo echan toda la basura en la misma bolsa y no reciclan, me regala un frasco de mermelada de tomate, y antes de irse olisquea el aire, mira el cielo y me dice:

- Mañana va a cambiar el tiempo, que ha dicho El Corte Inglés que hay que sacar ya la ropa de otoño. Y mira, vamos a tener suerte, los colores de esta temporada son bien chulos. He oido que este año se lleva el naranja quemado.

Me deja pasmada. ¡O sea, va a cambiar el tiempo porque lo ha dicho El Corte Inglés! ¡Naranja quemado!

Esta mañana, cuando volvía de trabajar bajo unas nubes negras como mi alma que comenzaban a espurrear gotas por todos lados, he visto a Cristo que subía por el cauce del arroyo tan pincho. Y ni corto ni perezoso me ha pegado dos voces:

- ¡Ya he sacado la ropa de otoño, Gin!

Y me ha dado la risa. Llevaba katiuskas y en vez de calcetín un condón naranja.

4 comentarios:

elizq dijo...

Gracias por arrancarme una sonrisa casi todas las mañanas, las que no me la arrancas es porque no hay novedades a bordo.

Anónimo dijo...

¡Hola!
¡¡Buenísimo!!, jejejeje "como una caperucita pero en versión señor en bolas", jejejejeje
Gin, tus historias del jardín son estupendas.
Besos.AlmaLeonor

Anónimo dijo...

Esta mañana me he puesto un lacito rodeando el prepucio en honor a Cristo...
Muy bueno Geena.
PD: Pues, bueno, si tus hijas son castrojas, el resto es cromañóstico. Beso
H.

Ginebra dijo...

elizq

Pues no sé... hay quien dice que es bueno que no haya nada nuevo que contar.

AlmaLeonor

Es que de veras que la realidad supera a la ficción en mucho.

H.
Vale, lo del lacito quiero verlo
:-)

PD: hay que disculparlas, que para eso han ido al mismo colegio que El Koala.