sábado, 26 de diciembre de 2009

Odia el delito y compadece al delincuente

Lo reconozco, debo tener algo parecido al horror vacui, a mí me dan ustedes un espacio vacío y se lo lleno de las cosas más dispares en un pispás. Pero es que no dejo un centímetro vacío, vaya. Puedo tardar un poco en arrancar, eso sí, pero cuando empiezo no puedo parar. Se pueden imaginar que con semejante tara las Navidades son un peligro total, porque yo no me conformo con poner una tira de lucecitas en el árbol. No. Yo si hay que matar, descabello. ¿Luces? Como para adornar un puticlub. Antes no las ponía, de ningún tipo, pero hace unos años, cuando estaba en el exilio sevillano, me entró un frenesí extraño que me impulsó a comprar los adornos luminosos más extravagantes del mundo mundial y, con la inestimable ayuda del LIDL y de IKEA, me hice con unas tiras de luces enormes de todos los colores y con las formas más inimaginables (creo que hay hasta gansos voladores) posibles. La tarde que JB entró en casa después de pasar unas horas haciendo recados y se encontró con semejante despliegue de luces de colorines estuvo a punto de enseñarme una tarjeta amarilla. Se contuvo porque las niñas estaban encantadas. Bueno, por eso y porque le dije muy seria que cómo era capaz de regañarme por unas pocas luces cuando él había montado un Nacimiento de cienes y cienes de figuritas de plástico. Claro, ahí se tuvo que callar, porque es cierto que cuando nació Kenya él se dedicó a comprar figuritas de plástico, y casitas, y palmeras de plástico, y animales, y montañas, y a ocupar medio comedor recreando lo que Siberia llama “la campiña palestina” con un índice de verosimilitud de cero pelotero. Yo le dejo aunque a mí esas figuritas me parecen horribles y monto por mi cuenta otros dos nacimientos más: uno de muñequitos de estilo naif (al que la gata tiene especial inquina y se empeña en comerse todos los personajes que caen en sus garritas, especialmente San José, figura peligrosa donde las haya), y otro artesanal y preciosísimo del todo que todos tienen prohibido tocar porque como se rompa lío una pajarraca que pa qué.

El otro día, después de que JB hubiera terminado de desparramar las casi dos centurias de romanos que viven en el nacimiento, me di cuenta de que había convertido Belén en una sucursal de un geriátrico: el índice medio de edad de todos los muñecos superaba los cuarenta años. Y me dio un mal rollo tremendo, tanto que me pasé un par de días pensando en cómo solucionar semejante problema demográfico. La solución se presentó sola dos días después, una tarde que me dedicaba a recorrer los pasillos del híper con una amiga y me encontré una estantería llena de Sagradas Familias de plástico, de la misma colección que el nacimiento de JB, cada una con su niño Jesús mirándome provocador. Si hubieran estado convenientemente precintadas no se me habría ocurrido pero me di cuenta de que la mitad estaban abiertas y varias figuritas fugitivas se habían caido al suelo en su intento de escapar de los plásticos que las envolvían. Y se me fue la mano, claro. Tres segundos después tenía la mano izquierda llena de niñosjesuses de plástico. “Corre, Jose, vámonos”. “Sí, sí, nos vamos ya, cojo unos cuantos turrones y ya está”. “Vale, pero date prisa”. La Jose debió notar algo. “¿Pero qué pasa, Gin?” Yo me limité a abrir la mano y enseñarle en contenido. “Pero tía, ¿has robado un puñado de niñosjesuses? Estás chiflada, como nos cojan verás qué ridículo”. Sí, sí, ridículo y lo que tú quieras, pero se dio una prisa que te mueres en llenar el cesto de turrones. En la caja nos dio la risa tonta pero ni me pillaron ni nada, y eso que teníamos una pinta de lo más sospechosa. Cuando llegué a casa tenía la mano llena de marcas porque los niñosjesuses me habían clavado los piececitos en la mano con saña, y entregué el alijo de muñecos a las niñas, quienes se apresuraron a customizarles los pañales pintándoselos de colorines con rotuladores permanentes. Qué quieren que les diga, ahora Belén da gloria verlo, lleno de niños chicos por todos lados, con la alegría que dan los niños, sobre todo cuando son mudos como estos de plástico.
Pásenlo bien, ustedes afortunados que no tienen que desplazarse estos días en zodiac, como nos está ocurriendo a los habitantes de esta costa, que estamos ya a punto de mutar. Yo ya he dicho que puesta a mutar me pido membranas interdigitales; Kenya se ha pedido cola de sirena pero yo no lo veo nada práctico, la verdad. Les veo el año que viene.

15 comentarios:

si, bwana dijo...

Me ha gustado mucho ese relato tan gracioso de las Navidades hogareñas
Debe ser una casa enorme para un despliegue tan espectacular. Imagino que no faltarán las lucecitas intermitentes ni la estrella coronando el árbol. La prole tiene que estar pasándolo bomba y don JB lo mismo con su sensacional nacimiento.
¡Muchas Felicidades y Próspero 2010!

Edda dijo...

Encima querrá irse de rositas después de haberme metido en esa sucursal geriátrica. Gin, se ha ganado usted una colleja, que lo sepa, ;)
Aún así, le voy a echar de menos. Sea muy feliz, por favor.

Wara dijo...

Siento decírtelo precisamente en estas fechas de tan buena fé, que parece como si fuera a confesar que los Reyes Magos no existen, pero la verdad, Gin, la verdad es que el agua no muta, sólo moja. ¡Si no sería yo sirena a estas alturas, jajaja! Lo único que quizá por ahí el agua tenga más gracia, que en esta esquina es muy tristona, vamos.

Disfruta de estos días, nos vemos el año próximo.

Rodericus dijo...

Señora Ginebra, vaya usted con mucho cuidado, que en este país tenemos un sistema judiciál estrambotico. No vaya a sér que acabe usted en Guantanamo por cuatro figurillas de plástico, mientras aquí tenemos al Sr. Millet, sí, ese cleptomano que incluso le birló 40.000 eurillos al consuegro, paseando tranquilamente por la calle y felicitandole las fiestas al personál

Siberia dijo...

La campiña palestina existe, lo que pasa es que está debajo de una capa de polvo. Cosa del conflicto árabeisraelí.

PD: Encima del monte Nebo, que era de donde Moisés vio la tierra prometida, dos argentinas que iban con nosotros, dijeron: "un poco sequita, ¿no?". Era una forma educada de decir que vaya mierda de tierra prometida.

núria dijo...

Le dejaron estigmas los niñosjesuses???
Feliz año nuevo doncella Ginebra!

Edda dijo...

Gin, hoy cambio la colleja por un tirón de orejas y un beso.
¡Felicidades, guapa!

Anónimo dijo...

¡Feliz año nuevo Doña Ginebra, y que siga deleitándonos con sus ocurrentes post!

Carmen Neke dijo...

Y a usted no le dan pena, todos esos niñosjesuses en manos de los centuriones romanos (que seguro que JB no puso ni un pastor) en el secarral palestino.

Aunque bien mirado, mejor en el secarral palestino que en las riadas malagueñas. No se me quejarán, eh, que les he dejado los pantanos hasta arriba de agua. En cuanto se pongan otra vez bajo mínimos, avisan y vuelvo a ir a Málaga.

Feliz 2010 a todos.

T dijo...

Feliz año nuevo, Gin y que siga usted con tantísimo ingenio.

Señorita Puri dijo...

un belén si no está tuneado no tiene gracia. hay que meterle madelmanes, clicks y to lo que se pille por la casa.

Almudena dijo...

¿Ha llenado el Belén de niños? ¡Jo! Pobre herodes más trabajo y el mismo sueldo que el año pasado.

Esperanza dijo...

Yo tengo una colección de cagonets robados. Le ofrezco el Obama, el Ban Ki-moon y la Esperanza Aguirre. Además, mi ex suegra me regalaba cada año un belén completo, confeccionado alevosamente en su clase de manualidades, con una media de 35 figuritas en escayolina con acabados diversos: Betún de Judea, purpurina dorada, Ivory deluxe o el clásico policromado envejecido. Lo más alevoso de todo es que su santo hijo no se llevó ninguno cuando nos separamos, y encima coleccionó otro en porcelana de La Opinión y también lo dejó en mi sufrido trastero. Así que amenazo con dejarlo todo en la puerta de su casa las próximas navidades. Ríase de las legiones romanas...

Luis dijo...

Craso error! La solución a los progremas demográficos siempre ha sido la inmigración y no el hurto!

Ginebra dijo...

Bwana:
Lucecitas intermitentes tenemos muchas, aunque no sé si eran así o se han vuelto borrachitas perdidas.
Espero que el año haya empezado bien.

Edda:
Gracias (hasta por la colleja)

Wara:
¿Que no existen? ¿Entonces quién se bebe el anís que les dejo por la noche?

Rodericus:
Glups, no lo había pensado.

Siberia:
Es que, efectivamente, es una mierda total. Anda que no hay polvo ni ná.

Nuria:
Sí, muchos, pero me los curé con áloe.

Carlos Fox:
Gracias, igualmente. A ver cómo nos va este año.

Neke:
Mujer, mucho mejor en el secarral; si estuvieran aquí nos gastaríamos un pastón en manguitos y flotadores.

T.:
Gracias, Miss T., igualmente.

Señorita Puri:
Madelmanes, y todos los pollypockets del mundo, diga usted que sí.

Anjanuca:
Nada, nada, que curre, que le viene bien.

Aracne:
Ay, vale! Me los pido todos (verá JB cómo se va a poner)

Luis:
Ya... ya... pero a ver cómo inmigraban niños tan chicos solitos, sin padres ni ná, y yo pastores y lavanderas adultas tenía a porrillo.